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¿Tuvimos un hijo

Capitulo 119
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Capítulo 119

Miguel desvió su mirada hacia la carretera después de entrar al auto. En ese momento, notó el auto ne

gro desde su espejo retrovisor. El auto estaba algo lejos, pero él sabía que era el auto de su primo.

«Me alegro de haber llegado antes de que él. Quiero

que Elías sea testigo de mi relación con Anastasia para que sepa que no tiene oportunidad con ella. C

on mis acciones, esta noche le demostraré a Elías que Anastasia me pertenece»

El auto deportivo se fue por la carretera mientras el hombre dentro de él miraba hacia la distancia con u

na mirada oscura en sus ojos. Nadie podía saber lo que pasaba por su mente. Det pronto, Elias sintió qu

e la ira ardía dentro de él mientras pensaba en cómo Anastasia lo había rechazado de forma tan firme.

«Ya veo que lo hizo porque ya le había dicho a alguien más que la recogiera» pensó Elias.

Anastasia no se dio cuenta de que alguien más había llegado por ella, pues estaba distraída con otros pensamientos.

¿Helen va a estar ahí? De ser así, entonces no creo que me quede por mucho tiempo. Elias y Helen solí

an tener algo, así que quizás la señora Palomares prefiere que Helen sea la esposa de Elías »

Anastasia

no sabía por qué se estaba atormentando con esos pensamientos sin sentido. De camino hacia la cena,

Miguel le contó sobre sus ideas del diseño de su oficina y ella le dio algunas opiniones. Al escuchar qu

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e la renta de la oficina de Miguel era de más de 50,000, ella se quedó sin palabras.

«Odio a las personas ricas!>>

–¿No puedes intentar guardar el dinero de tu papá? —

preguntó Anastasia en un tono de preocupación. Miguel estalló de risa al instante y dijo:

– ¡Estoy gastando tanto porque sé que tengo la

habilidad de ganarlo de vuelta! ¡No te preocupes por mí, Anastasia!

–Ni en un año puedo ganar lo que pagas de renta en un mes —

respondió Anastasia, Luego, pensó en el millón que había ganado. Ella se seguía sintiendo inquieta ace

ptando ese dinero.

–Siempre puedes decirme si necesitas dinero –dijo Miguel en un tono sincero.

–No necesito dinero. Tengo lo suficiente para gastar en mí misma –

respondió Anastasia con una sonrisa, pues siempre podía ajustar su estilo de vida para que fuera adecu

ado con su salario mensual.

Finalmente, llegaron al hotel de la cena benéfica. Ese lugar le pertenecía a los Manson y lucia bastante l

ujoso y exclusivo. En ese momento, Anastasia entendió lo rico que Miguel era en realidad. Al salir del au

to, Miguel chocó contra el asistente de su padre, quien le dijo:

– iSu padre quiere que salude a los invitados, joven Miguel!

–De acuerdo. Iré a saludarlos. ¿Puedes llevar a la señorita hacia el salón? –

preguntó Miguel al asistente.

– Claro. Por favor sigame, señorita –respondió el asistente,

– Iré contigo en un momento, Anastasia. Puedes ir a comer un poco primero –dijo Miguel,

– iDe acuerdo! –dijo Anastasia mientras asentía.

Luego de unos 10 minutos, un hombre alto y delgado entró al hotel con seguridad y elegancia. Se veía p

articularmente respetable con su traje negro formal. De pronto, el gerente del hotel se acercó a darle la

bienvenida.

–Ha llegado, joven Elias. Pase, por favor.

– Continúa con tus deberes. No tienes por qué preocuparte por mí –

dijo Elías antes de caminar hacia el elevador.

El salón parecía tener una capacidad para 500 personas.

«Estoy conociendo un mundo totalmente nuevo el día de hoy. Hay personas de todo tipo de industrias. ¡

La familia Palomares sí que es poderosa!»

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Anastasia sostenía una copa de vino tinto. Se sentía un poco insegura, pues no estaba a la par del está

ndar de los invitados presentes. Había estado solo observando su alrededor cuando casi choca con algu

ien detrás de ella.

—¡Ay! —se quejó antes de tambalearse hacia atrás y levantar la mirada.

«¿Qué está haciendo el aquí?»

iLa persona con la que había chocado era Elías!

–Disculpa.

– Perdón –dijo Anastasia de forma apresurada. Ella podía sentir

un aura helada en Elías cuando caminó a su lado y se mordió el labio mientras pensaba:

«¿Qué le pasa hoy? ¿Acaso pretende actuar como si no me conociera? Pues bien. No necesito fingir qu

En ese momento, dos chicas soltaron un fuerte grito a su lado.

– Mira! ¡Es el joven Elías! Es muy guapo! –dijo una de ellas.

–iLo sé! Después de todo, él es el tipo ideal de toda chica –

dijo la otra. Anastasia parpadeó con confusión y penso:

«¿Acaso Elias es tan atractivo? El tipo ideal de toda chica, ¿eh? No tienen ni idea de que, en realidad, Elías está hecho de hielo

Angetacia comenzó a sentir hambre así que se dirigió a servirse un poco de los platillos del bufé.

Toda la comida lucía increíble y Anastasia llenó su plato con un montón de su comida favorita mientras

«Apuesto que la señora Palomares

estará ocupada esta noche pues tiene muchos invitados que saludar. Tengo que verla antes de irme»